Bienvenido a esta ciudad.
Suponemos que, si ha elegido instalarse aquí,
conoce nuestra principal regla. No obstante y para evitar equívocos,
queremos recordarle que quienes fundamos esta ciudad éramos
(posiblemente) débiles, feos, bajos o torpes. Sin embargo, la razón por
la que padecimos no fue ser débil, feo, bajo o torpe. La razón por la
que padecimos fue que se nos comparó con otros (hermanos, primos,
vecinos…) más fuertes, más bellos, más altos o más listos. Muchos de
nosotros sufrimos desde niños la comparación, a menudo persistente, con
otras personas.
Puede que fuese un proceder irreflexivo, incluso
bienintencionado, pero a nosotros nos dañó. Por eso fundamos esta
ciudad, la llamamos Sin Comparación y promulgamos su norma suprema:
“Nadie puede ser comparado con nadie”.
Si algún residente infringe esta
regla, estará obligado a irse de aquí. Por lo demás, la nuestra es una
ciudad acogedora y -creemos- grata para vivir. Esperamos que, si decide
quedarse con nosotros, su estancia le resulte feliz y, por encima de
todo, incomparable.
Saiz de Marco
Que lugar tan bonito debe de ser ese. Me encanta esa filosofía de vida.
Ser como cada uno es, y ser querido y apreciado por ello.
Buen día.
No hay comentarios:
Publicar un comentario