Cuando un árbol gigante se suicida,
harto de estar ya seco y no dar pájaros,
sin esperar al hombre que le tale,
sin esperar al viento,
lanza su última música sin hojas
-sinfónica explosión donde hubo nidos-,
crujen todos sus huecos de madera,
caen dos gotas de savia todavía
cuando estalla su tallo por el aire,
ruedan sus toneladas por el monte,
lloran los lobos y los ciervos tiemblan,
van a su encuentro las ardillas todas,
presintiendo que es algo de belleza que muere.
Gloria Fuertes
Que belleza de poema !! no se lo que opinareis vosotr@s.
Como siempre digo, si un escrito te toca la fibra sensible, te hace estremecer o se te eriza el vello, es que es poesía pura y que ha conseguido el reto. De eso se trata !!
En recuerdo de los seres queridos que se fueron.
Feliz domingo.
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