Fue Antoine de Saint-Exupéry quien dijo
que conocer a alguien
no era memorizar su nómina y su oficio
sino saber si amaba los geranios…
que conocer a alguien
no era memorizar su nómina y su oficio
sino saber si amaba los geranios…
vas contando radiante mientras corres
al abrigo del tiempo
rasgando una guitarra imaginaria.
Yo apenas te conozco
de esa manera convencional y triste
en que se miden las gentes rigurosas
las mismas que calculan circunspectas
los números ajenos, las posibilidades
de establecer un marco común satisfactorio
como base de sólidas alianzas
que redunden en beneficios mutuos.
de esa manera convencional y triste
en que se miden las gentes rigurosas
las mismas que calculan circunspectas
los números ajenos, las posibilidades
de establecer un marco común satisfactorio
como base de sólidas alianzas
que redunden en beneficios mutuos.
Afortunadamente ignoro todo eso.
Pero sé muchas cosas.
Aprendí navegando tu mirada infinita que los días
nos premian sólo a veces con veinticuatro horas,
que un pez es el vecino del charco de la esquina
y la esquela de un príncipe, un folio de papel.
nos premian sólo a veces con veinticuatro horas,
que un pez es el vecino del charco de la esquina
y la esquela de un príncipe, un folio de papel.
Si conocer es verte sin que te vean los ojos
soñar a tumba abierta y no saber
quién se adueña de quién,
pulimentar la luna,
izar contigo todas las banderas
exentas de pecado,
vislumbrar el secreto,
elevar al cuadrado la risa de la tierra,
escuchar sin abismos,
tender la mano, igual
que quien construye un puente.
soñar a tumba abierta y no saber
quién se adueña de quién,
pulimentar la luna,
izar contigo todas las banderas
exentas de pecado,
vislumbrar el secreto,
elevar al cuadrado la risa de la tierra,
escuchar sin abismos,
tender la mano, igual
que quien construye un puente.
Entonces, te conozco.
Raquel Lanseros (Jeréz de la Frontera, Cádiz, España, 1973)
Solo a las personas auténticas se las llega a conocer, jamás a los que se escudan detrás de mil caretas, que lamentablemente abundan.
Y también están los que dan demasiada importancia a la posición social y descuidan a los qué, a su parecer, no pertenecen a ella. Al final, se quedan con las manos vacías.
Ya llovió y hoy luce un sol radiante, así que en un ratito me voy a disfrutarlo.
Buen día.
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