Yo, mi, me, con..miga

martes, 24 de enero de 2012

La vida, según Adán.


Enfermó Adán el primer invierno después de su salida del paraíso y asustado con los síntomas, la tos, la fiebre, el dolor de cabeza, se echó a llorar igual que años más tarde lo haría María Magdalena, y dirigiéndose a Eva, “no sé qué me ocurre” gritó, “tengo miedo” “amor mío, ven aquí, creo que ha llegado la hora de mi muerte”.

Eva se sorprendió mucho al oír aquellas palabras, amor, miedo, muerte y le pareció que pertenecían a una lengua extraña, ajena al paradisiaqués, y anduvo con ellas en la boca, masticándolas como pepitas, como raíces, hasta que creyó, amor, miedo, muerte, comprender enteramente su sentido.
Para entonces Adán ya se había repuesto, y volvía a sentirse feliz, o casi.

Fue sólo, aquel hecho extra-paradisiaco, el primero de una larga serie, de modo que Adán y Eva siguieron, por así decir, recibiendo clases intensivas de la lengua que decía amor, miedo, muerte, aprendiendo palabras como cansancio, carcaj, carcajada, carcamal, canción, caricia o cárcel; a medida que crecía su vocabulario, las arrugas de su piel aumentaban.

La hora de la muerte, la verdadera, le llegó a Adán siendo ya muy viejo, y quiso entonces transmitir a Eva lo que había aprendido, su última verdad. “¿Sabes, Eva?”, le dijo, “la pérdida del paraíso no fue en realidad una desgracia. A pesar de los trabajos, a pesar de lo del pobre Abel y todos los demás conflictos, hemos conocido lo único que, noblemente hablando, puede llamarse vida”.

Sobre la tumba de Adán se derramaron lágrimas corrientes, de agua y sal, que cayeron a tierra y no criaron jacintos, ni rosas, ni flores de ninguna clase, y de todos ellos fue Caín el que con más desgarro lloró.
Luego Eva recordó con cariño el susto de Adán cuando su primera gripe, y todos se calmaron, y se fueron, tomaron algo, comieron un bollo…......


Bernardo Atxaga.


Está claro que cada uno tiene una idea de lo que es vida y paraiso.
Quizá el padecer alguna pena ( no muchas, solo de vez en cuando ) nos hace apreciar mas las pequeñas alegrías y sobretodo las verdaderas amistades. Aquellas que están contigo para lo bueno y para lo malo.
Este año pasado ha sido casi un infierno para mi ( igual es que como nunca me había pasado nada sigo siendo un merengue ), pero me ha servido para distinguir de los amigos a los que siempre tengo a mi lado, de aquellos que solo son de boquilla y de los que no quiero saber nada nunca mas.
Los que me conoceis, sabeis de mi sinceridad, así que soy consciente de que entendeis de que hablo.
Que tengais un buen día.

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