De la infancia, el olor
del musgo en las acequias,
del barro, de las moras
y la extrema violencia de aprenderse.
Del mar, la última nota
de la última ola desplegada
antes de regresar y convencernos
de que no habrá sirenas.
De la noche, las leves veladuras
de un perfume italiano
todavía de moda.
De tu cuerpo, el aroma
de libro de aventuras
vuelto a leer;
pero también de adelfas
desoladas y ardiendo.
Huele a vida quemada.
Aurora Luque
Cuando tenemos mas recuerdos que ilusiones, malo.
Yo siempre estoy planeando cambios, de viajes, muebles, cuadros, tapicerías..... cualquier cosa , por pequeña que sea, me sirve para estar ilusionada y contenta. La verdad es que no dejo espacio al aburrimiento.
La vida es un regalo, disfrutemos mientras podamos.
Buen día.
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