Más allá de la noche que me cubre,
negra como el abismo insondable,
doy gracias al dios que fuere
por mi alma inconquistable.
En las garras de las circunstancias
no he gemido ni llorado.
Sometido a los golpes del destino
mi cabeza sangra, pero está erguida.
Más allá de este lugar de ira y llantos
donde yace el horror de la sombra,
la amenaza de los años
me halla, y me hallará sin temor.
No importa cuán estrecho sea el camino,
ni cuán cargada de castigos la sentencia,
soy el amo de mi destino,
soy el capitán de mi alma.
William Ernest Henley
En el tercer aniversario de su partida, quiero recordarle, y que mejor homenaje que hacerlo con las mismas palabras que él utilizaba a menudo.
Que disfruteis del puente, y a los que salgais de viaje, hacerlo con mucho cuidado.
Buen día.
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