Dónde están los latidos ebrios
que íbamos a cosechar de toda nuestra euforia.
Dónde el hogar ambulante
que íbamos a construir con madera de naves.
Dónde está la patria nueva
que pensamos decorar con rayas de tigre.
Dónde los paisajes soñados
que conquistaríamos pellizcando al pasado.
Dónde quedó el reloj de nuestro primer lecho.
Dónde perdimos el agua del misterio,
aquella que servía para bendecir las utopías.
Dónde guardaste la maleta de la imaginación.
Qué hay ahora dentro.
Miren Agur Meabe Plaza
Conforme pasan los años, vamos dejando cosas por el camino pero nos vamos enriqueciendo con otras que nos dan muchas satisfacciones.
Y muchos dolores de cabeza a veces, es cierto, pero compensa de sobras, la verdad.
Después de algunos tropiezos, vas relativizando y dando importancia a lo que verdaderamente la tiene.
Buen día.
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