Una mañana llegó a las puertas de la ciudad un mercader árabe y allí se encontró con un pordiosero medio muerto de hambre.
Sintió pena por él y le socorrió dándole dos monedas de cobre.
Horas más tarde, los dos hombres volvieron a coincidir cerca del mercado:
“¿Qué has hecho con las monedas que te he dado?”, preguntó el mercader.
“Con una de ellas me he comprado pan, para tener de qué vivir; con la otra me he comprado una rosa, para tener por qué vivir…”
De por ahí
No solo de pan vive el hombre.....
Se acerca un puentecito que nosotros vamos a hacer laaargo....laaargoooo.
Buen día.
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