Habrá que recoger el corazón
del sitio en que cayó esa madrugada
y coserse una sonrisa
para atravesar el muro.
Habrá que enterrar ciertos recuerdos
allí donde no puedan allanarlos
en algún rincón de la memoria
y abordar el dolor de otros comienzos.
Habrá que esconder el estupor
y jugar a ser sobrevivientes
barrer los escombros como si nada
festejar este bautizo
donde hasta dios estuvo ausente
restañar esta herida que nos sangra
con esperanzas clandestinas, de esas
que siempre le nacen a los pueblos.
Habrá que cantar bajito
como los niños cuando juegan solos.
Lo que no habrá que hacer
bajo ningún motivo
es olvidar
envejecer
y rendirse.
Consuelo Tomás Fitzgerald
Bocas del Toro, Panamá, 1957
Estamos a breves de disfrutar a tope del verano.
Este año, que está volviendo a ser bastante atípico - vaya años que llevo - nos está brindando razones para ir con la sonrisa puesta permanentemente, y que nos hacen olvidar las sombras, que también las ha habido. Y bastante oscuras por cierto.
Buen día.
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