Remar era la vida. Y la esperanza.
Luego llegamos a Ítaca y los sueños
- sin metas ni horizontes - se esfumaron
y las naves se pudren en la playa.
Sin Cíclopes, ni Circes, ni fenicios
a quien comprar sus bellas mercancías,
sin aventuras y experiencias nuevas,
sin belleza es insípida la vida.
En las doradas playas del recuerdo
sólo hay sombras o espectros de los años.
Vivir era remar, soñar...Ahora,
sentados a la sombra de la parra,
sólo esperamos, viendo los confines,
que arribe ya la barca de Caronte.
Constantinos Kavafis
Seguir remando....bebiendo la vida a tragos..... Y Caronte que espere sentado !!
Buena noche.
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