Calatorao a ras de suelo.

Qué soñando escuché la puesta de sol
angustiado sentí los latidos de su muerte
jamás supe que detrás escondía noche.

Dejó de soplar el viento, de nacer
las estrellas, de vivir la luna.

Ascendiendo bajé al infierno
sin contemplar las estrellas
ni tomar el mar en un puño,
con la voz callada y el silencio eterno
desperté, sufrí y avancé a la vida.

Manolo Gálvez.

A pesar de todo, la vida es bella. Vamos a vivirla con una sonrisa espléndida.

Buena tarde.