Yo, mi, me, con..miga

miércoles, 13 de febrero de 2019

El lago



Un anciano maestro estaba ya cansado de escuchar las constantes quejas de su discípulo, así que pensó que debía enseñarle algo que le hiciera recapacitar.
Una mañana le pidió que le trajera sal y cuando regresó, el maestro le dijo que echara un puñado en un vaso de agua y que, a continuación se la bebiera.


¿Cómo sabe ahora el agua? —preguntó el sabio anciano.

Muy salada, —respondió el discípulo poniendo cara de asco.


Aguantándose la risa el maestro le indicó que repitiera la acción, pero en lugar de tirar la sal en un vaso lo hiciera en un lago. 
Caminaron sin prisas hacia un gran lago situado en medio de un vergel a las afueras de su aldea y cuando el discípulo cumplió la orden el venerable maestro le pidió que bebiese.


¿A qué te sabe ahora? —le preguntó.


A lo que el aprendiz le respondió:


Esta agua está fresquísima. No sabe nada a sal, es una delicia para el paladar.


Entonces el maestro cogiéndole las manos a su discípulo, le dijo:


El dolor de la vida es pura sal. Siempre hay la misma cantidad, sin embargo su sabor depende del recipiente que contiene la pena. Por eso, cuando te aflijan las adversidades de la vida, crece, hazte grande. Deja de ser un vaso y conviértete en un lago.








De por ahí






Que la vida no es color de rosa, ya lo sabíamos, pero conforme vas cumpliendo años y poco a poco te van dejando tu familia y amigos, te vas dando cuenta que la vida va en serio.
Y que nos duelan las pérdidas es inevitable. Que poco zen soy, soy consciente de ello, pero el cuento es bonito, a que si ??

Buen día

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