El Mantecas -un niño más seco que la caña de una escoba- apareció por la placeta con unas extrañas semillas en la mano que parecían agujas.
- ¡Soy mago! ¿Queréis ver cómo se mueve la semilla sola? Tenéis que cantar todos juntos lo que yo os diga.
Y mientras cantábamos y repetíamos a coro "Reloj reloj la una y las dos..." "Reloj reloj la una y las dos..." el Mantecas mojó la semilla con su saliva y comenzó a girar sola y a retorcerse sobre la palma de su mano.
Los más pequeños nos quedamos maravillados y nos regaló a cada uno una semilla para que lo imitáramos.
Yo escupí en mi mano y mojé la semilla. Cuando esta empezó a retorcerse el corazón se me aceleró.
¿Sería yo también un mago como el Mantecas?
De por ahí
Los niños y su prodigiosa imaginación !!
Lástima que ésta sea inversamente proporcional al tamaño.
Buen día.
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