Yo, mi, me, con..miga

martes, 16 de enero de 2018

Trayecto



Te levantas,
bostezas,
por la calle caminas,
aligeras el paso,
te detienes
a cuatrocientos metros de tu casa.

Guardas cola, bostezas,
con torpe disimulo te secundan
macilentos suspiros a tu espalda,
delante de tus ojos
que alguien mira
-milagro-.
Espejismo fugaz: no era a ti sino a ella
a quien miraba,
veinte años más joven,
resplandeciente, intacta, victoriosa,
partidaria sin lucha de sí misma,
a un palmo de distancia de tu cuerpo
mas tan lejos no obstante
de todos esos rostros
que tanto te recuerdan lo que eres.

Te agolpas a la puerta,
subes los dos peldaños,
al conductor le tiendes
el bonotransporte con tu foto
cuando te llega el turno,
de vuelta a la oficina o a tu casa,
o a este mismo autobús
que enlaza
tus días con tus noches
seis veces por semana,
once meses al año, durante cuatro décadas.

La joven,
cuya presencia ofende a estas alturas
-no seamos hipócritas: tanta belleza hiere-,
traquetea a tu lado al compás de los frenos,
rumorosa, dispersa,
los oscilantes senos a la vista.

Sólo entonces te asalta,
la velada certeza toma cuerpo:
"cada día es el último" -te dices-;
"no desdeñes
estos veinte minutos de trayecto":
la antesala de las cuarenta teclas,
las luces fluorescentes,
los reparos,
el menú de las dos, pespunteado
de palabras triviales
en primera persona rubricadas
cada cuatro segundos,
el pertinaz letargo,
la modorra
que hace bailar las cifras
del impávido extracto
con el que caminas al filo de las siete.

Vuelves sobre tus pasos,
el recorrido inverso emprendes
cuajando rebeldías
-mariposas urbanas-;
ralentizas la marcha a tiempo de perderlo:
podrías ir andando,
detenerte en el parque,
atreverte a sentir
a qué distancia de los besos
te hallas
un martes por la noche,
a qué distancia de los sueños te hallas.









Mª Jesús Mingot







Estamos en tiempo de gripes a pesar de unos días templados y soleados y sigo quedándome con todo lo que me traen mis niños . Pero ya se pasará.
Buen día. 

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