Soy la princesa que habita en los érase una vez. No tengo nombre ni voz. No otorgo, ni revoco, ni consiento ni me rebelo.
Mi corazón, mi voluntad y mi destino sólo existen para ser conquistados.
Son tan valiosos que por ellos los hombres superan las más terribles pruebas. No hay decisión más ecuánime que la victoria. Para qué elegir. Sólo debo pertenecer al vencedor.
Yo soy su premio. Pero, y a mí, ¿quién me prueba?
¿Quién mide mi resistencia y mi perseverancia?
¿Por qué se me supone inconmovible tanto si puedo como si no? ¿O es que acaso da igual?
Lo demuestre o no, lo merezca o no, debo cumplir un deber:
Ser la deseada.
Esto dijo la princesa y sin pensárselo dos veces se escapó de su cuento y se metió en el libro de al lado. Era uno que trataba de las cosas de la vida.
Merodeó un rato por entre los párrafos y las ilustraciones. ¡Qué raro! ¡Allí también había princesas! Ella habría jurado que el mundo de la no ficción era bien distinto.
Ana Rossetti
Pobres mujeres las que todavía pertenecen al cuento de ser " la deseada ".
Cuando llegarán a la conclusión de que su felicidad no depende de lo que piensen los demás, sino de la opinión que ellas tengan de si mismas.
Que tengáis un feliz martes !!
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