Un maestro quería enseñarles una lección especial a sus alumnos, y para ello les dió la oportunidad de escoger entre tres exámenes: uno de cincuenta preguntas, uno de cuarenta y uno de treinta.
A los que escogieron el de treinta les puso una “C”, sin importar que hubieran contestado correctamente todas las preguntas. A los que escogieron el de cuarenta les puso una “B”, aún cuando más de la mitad de las respuestas estuviera mal. Y a los que escogieron el de cincuenta les puso una “A”, aunque se hubieran equivocado en casi todas.
Como los estudiantes no entendían nada, el maestro les explicó:
- “Queridos alumnos: permítanme decirles que yo no estaba examinando sus conocimientos, sino su voluntad de apuntar a lo alto”.
Extraído del libro “La culpa es de la vaca” de Jaime Lopera Gutiérrez y Martha Inés Bernal Trujillo .
No los creais cuando os digan que el cielo es el límite, habiendo - como hay - huellas en la luna !!!
Si no se intenta, no se consigue.
Buen finde.
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