Se trataba de un hombre que nunca había tenido ocasión de ver el mar.
Vivía en un pueblo del interior de la India. Una idea se había instalado con fijeza en su mente: “No podía morir sin ver el mar”. Para ahorrar algún dinero y poder viajar hasta la costa, tomó otro trabajo además del suyo habitual.
Ahorraba todo aquello que podía y suspiraba porque llegase el día de poder estar ante el mar.
… Fueron años difíciles. Por fin, ahorró lo suficiente para hacer el viaje. Tomó un tren que le llevó hasta las cercanías del mar. Se sentía entusiasmado y gozoso.
Llegó hasta la playa y observó el maravilloso espectáculo.
¡Qué olas tan mansas! ¡Qué espuma tan hermosa! ¡Qué agua tan bella!
Se acercó hasta el agua, cogió una poca con la mano y se la llevó a los labios para degustarla.
Entonces, muy desencantado y abatido, pensó:
“!Qué pena que pueda saber tan mal con lo hermosa que es!”
Cuentos de la India.
De la red.
Pues eso mismo es muy habitual entre las personas. Abren la boca y parece que son las personas mas leales y bondadosas del mundo, pero.....ay , cuando rascas un poquito.....Si ya lo dice el refrán, dime de lo que presumes y te diré de lo que careces. Y otro que dice : De dineros y bondad, la mitad de la mitad, jajajajaja.
Soy un refranero con patas, cualquier día de estos pongo otro escrito como uno que puse hace un tiempo, pero claro, tengo que estar inspirada y eso ocurre pocas veces.
Que tengais un día genial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario