La poesía también es como el aroma.
Así quedan sin nombre
el olor definitivo de la lluvia
y el efímero matiz que se respira
al asomarse a las sombras de un aljibe;
el olor del primer mar a los seis años;
la fragancia que nos asustaba de los cielos nublados;
y el olor a comida de una casa
que nos fue querida.
Luis Benítez
Olores que nos retrotraen a otros tiempos y lugares. Es algo mágico, como un olor puede traer a tu cerebro, con tanta nitidez, imágenes guardadas en un rinconcito de la memoria.
Buen día.
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