Yo, mi, me, con..miga

martes, 25 de octubre de 2016

Tu si que vales



Me dan envidia sus ocurrencias, su improvisación. Me gustaría no envidiarle pero ¿acaso la envidia es voluntaria?

Yo soy disciplinado y previsible. Me centro en escribir un guión, lo memorizo y no me salgo de él. Cada día lo ejecuto fielmente, sin deslices.

Pero él no. Él tiene genio, duende. Él es puro talento, pura inventiva. Y por eso no necesita guiones.

Hace tiempo oí una copla que decía:


La sal, la chispa y la gracia
ni se compran ni se heredan.
Se las da Dios a quien quiere
y a mí me dejó sin ellas.


Pues al que dijo esa copla le pasaba lo que a mí: que no tengo gracia.

A veces, en medio del espectáculo, le veo reírse en mi cara. Es justo cuando se sale del guión, cuando cambia los diálogos y derrocha originalidad. Ahí, sobre la marcha, improvisa los mejores chistes: los más reídos, los más celebrados. Entonces me mira con ojos socarrones, con gesto que declara “Tú no eres capaz”.

Y al acabar cada función su desdén se agiganta. Ambos sabemos que es a él, y sólo a él, a quien aplaude el público. Como también sabemos que, si un día se bloqueara en medio del show, los silencios (o los abucheos) serían para mí.

Supongo que debería racionalizar mis emociones. A fin de cuentas no es lógico que un ventrílocuo sienta celos del muñeco que mueve, del títere de plástico al que presta su voz. 
Supongo que no es lógico pero ¿acaso la envida es lógica?, ¿acaso es voluntaria?









Saiz de Marco






La envidia es una enfermedad muy mala y el que la padece se siente muy desgraciado, así que casi hay que tenerle lástima. 
Yo de esa enfermedad, estoy muy sana, no la he padecido jamás y eso que parece que esa copla la he escrito yo, jajajajaja.
Buena tarde.


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