A las cinco de la tarde,
cuando el resplandor se queda sin brillo
y el jardín se sumerge en el último hervor dorado del día,
oigo el grupo bullicioso de niños
que salen a cazar luciérnagas.
Corriendo sobre el pasto
se dispersan entre los arbustos,
gritan su excitación, palpan su deslumbre
se arma un círculo alrededor de la pequeña
que muestra la encendida cuenca de sus manos
titilando.
Antiguo oficio humano
este de querer apagar la luz.
¿Te acordás de la última vez que creímos poder iluminar
la noche?
El tiempo nos ha vaciado de fulgor,
pero la oscuridad
sigue poblada de luciérnagas.
Gioconda Belli.
De regreso de unos días repletos de mar y sol, vuelvo a mis adoradas faenas cotidianas.
No es el tiempo el que apaga nuestro fulgor, si no la falta de ilusión. Y yo, todo lo que hago, lo hago con ilusión !!
Que tengais una semana fantástica.
Que no nos falte la ilusión, es una manera de llevar los problemas cotidianos con más alegría.Un besico.
ResponderEliminarHola Carmina.
ResponderEliminarQue alegría me doy cada vez que te encuentro por aquí !!
Si que es verdad, cualquier cosa hecha con ilusión es como hacer una fiesta de cada hecho por cotidiano que sea.
Será que vemos la vida con ojos de abuelas, contagiadas de la ilusión del mundo infantil que nos rodea y colma de felicidad ??
No lo se, pero lo que si se, es que estar rodeada de mis nietos es lo que mas feliz me hace.
Muchas gracias por pasarte por aquí.
Un beso guapa y mis mejores deseos para ti y tu familia.