Uno.
Excavar trincheras
con palas, lápices y saxofones.
De las grietas, hacer cicatrices hondas.
Dos.
No llevar uniformes.
Cada cual adoptará el disfraz
que menos le ofenda.
Tres.
No distinguir noche y día.
Permitir la soledad a quien la elija.
Adoptar perros y recién llegados.
Cuatro.
Celebrar una fiesta
por cada trinchera. Llegará el enemigo
y no entenderá nuestro lenguaje.
Les será imposible la conquista:
ellos no aman a los perros mestizos
ni arrancan orgasmos a las palabras.
Perderemos la guerra de las mayúsculas
pero la vida está de nuestra parte:
lloramos y celebramos la brizna.
Ana Pérez Cañamares
Que fácil sería si los conflictos a los que nos enfrentamos a lo largo de nuestra vida, se resolvieran con estos cuatro consejos.
Pero que ayudarían, seguro.
A veces nos tomamos todo por la tremenda, y cuando en verdad llega lo malo, nos damos cuenta de lo tontos que fuimos preocupándonos por tonterías.
Que tengais una feliz castañada, halloween, o lo que sea que celebreis.
Buen día.
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