Yo, mi, me, con..miga

sábado, 1 de agosto de 2015

Que indefinible tristeza, cuando uno escucha...



Que indefinible tristeza, cuando uno escucha 
las palabras casi sin sentido 
que surten de miles de labios 
y que se van, sin orden, amontonando en el aire, 

las palabras como insectos que liban 
en miles de orejas ambulantes, las palabras 
que se disuelven, como olas, sobre la playa de la tarde, 
adelgazando, trocándose en espuma, 
en humedad, en nada. Y qué tristeza finísima, 
qué sombra, qué aire de tristeza, 
cuando uno piensa que es imposible comparar 
a estos seres que se agitan con las nubes 
que circulan por las calles del cielo, 
o con el ir y venir del viento 
entre las hojas de los árboles. 


Y sobre todo, qué inmenso desconsuelo 
cuando uno se da cuenta 
de que estas tristes reflexiones en torno 
a estas criaturas que giran en la tarde 
lo han convertido a uno en alguien 
infinitamente abandonado, en alguien que, 
desde el otro lado del tiempo, escucha, 
lleno de soledad, el fragor 
de éste monótono rebaño de corazones.





Alfonso Canales





Ya estamos en agosto, que pronto se pasa el tiempo cuando se pasa bien. Sin embargo para según quienes el tiempo se arrastra lentamente, lástima.
Buen finde.

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