Va de caseta en caseta pidiendo libros. “Libros que puedan ustedes donarme”, dice. “Es para un arma de instrucción masiva”.
Es la feria del libro y los que estamos a su alrededor lo miramos con curiosidad. Camina balanceándose, casi bailando, como si al eje de su cuerpo se le hubiera aflojado una pieza.
“Estoy fabricando un arma de instrucción masiva”, le oigo decir. “Conseguí un viejo carro de combate y voy a llenarlo de libros”.
Al cabo de un rato veo un extraño vehículo estacionado junto a la feria. Es una especie de jeep grande de color verde olivo: parecido a un camión pero con la cabina formada sólo por varillas. El parabrisas es un pequeño rectángulo de vidrio sostenido también por dos varillas. Y eso es todo el chasis.
Sobre las ruedas hay una plataforma y encima varias hileras de libros (con el lomo hacia fuera), una sobre otra. Y en vez de faros, lleva siluetas de libros.
Al ver el camión me doy cuenta de que eso es el arma de instrucción masiva.
El hombre se acerca para dejar más libros. Ha conseguido que le donen varios títulos. Algunas personas compran ejemplares y se los regalan. Él los va colocando en la trasera del camión. No falta quien se hace fotos a su lado.
Yo mismo contribuyo con una edición barata de Demian, de Hermann Hesse. Un proyectil muy peligroso.
No sé dónde pensará usar su carro de combate, pero se me ocurren varios objetivos estratégicos: la casa de Gran hermano, alguna tertulia de cotilleo, una cancha de boxeo, la plaza de toros...
El camión, ya bastante repleto, se marcha. Justo en ese momento empieza a llover. Entonces me asalta un temor: que la carga se estropee, que su pólvora de papel se le moje.
Saiz de Marco
Como dicen, Sabina y Chabela, que el diccionario detenga las balas !!
Que fortuna sería vivir en un mundo donde todos los problemas se solucionaran hablando.......y para hablar con conocimiento, nada mejor que devorar buenos libros, o no ??
Buen día.
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