A Miguel Labordeta, mi hermano
Él quiso ser
palabra sobre el río al amanecer,
y caminó
por viejas esperanzas que nadie entendió.
Dejó después
la mano entre las manos y se nos marchó
con un suave silencio
que el viento rompió
Su gesto fue
dolido por el caminar
entre yerbas y piedras
y un extenso erial.
Su voz se ató
al yermo del paisaje y a la sangre en flor.
Se hizo pared
allí donde los muros cayeron tras él.
Su soledad
abrió por los caminos la necesidad
que levanta a los hombres
a la libertad.
Caminos son
abiertos por su fuerte voz
lanzada contra cierzo y sol
y contra tantos siglos de dolor.
José Antonio Labordeta
Hoy se ha llevado a cabo en la Sala Multiusos del Auditorio de Zaragoza , un concierto- homenaje en memoria de nuestro añorado José Antonio Labordeta. Me hubiera encantado poder estar allí.
Todavía recuerdo, cuando a varios miles de kilómetros, mi hija me hizo llegar la noticia, el nudo que me atenazó la garganta.
Pero a ciertas personas no se les entierra, se les siembra.
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