Yo, mi, me, con..miga

jueves, 7 de noviembre de 2013

Globos.


 
 
Por la Calle Tristeza y aledaños cruza a veces
el hombre de los globos.
Y basta ver su manojo de globos para que
las calles muden de nombre:
a Calle del Sosiego
o de la Risa.
 
 
De vez en cuando el hombre de los globos
regala a quienes pasan
globos verdes
o naranjas
o rojos
o violetas...
 
 
Y de pronto sus caras se encienden
como la de un niño cuando va a la feria
(como ese niño grandullón que somos).
 
 
Con un nudo se los atan al brazo
y olvidan
(mientras tienen gas los globos)
el primitivo nombre de la calle.
 
(Oiga, señor, déme ese globo azul.
Sí, por favor: ¡ lo necesito tanto !)
 
 
Ojalá que al doblar aquella esquina
veamos venir al
hombre de los globos.
 
 
 
Saiz de Marco.
 
 
 
Que ideal sería tener siempre a mano al hombre de los globos.
Buen día.

2 comentarios:

  1. Como me alegra que todavía haya personas sensibles a la poesía.
    A mi también me emociona, como casi todo lo de Saiz de Marco.
    Gracias a ti por pasarte por aquí.

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