martes, 10 de septiembre de 2013
Pintada está mi casa.
¿Y eso de que cada tres años te toque presidir la comunidad de vecinos?
¿Y la manía de alguna gente, de escribir en las paredes?
No sé cual de las dos cosas me revienta más. Y lo peor es cuando se juntan.
Vamos, que tuve que llamar a una empresa especializada en borrar graffitis. Cobran lo suyo, pero trabajan bien. Echan unos ácidos en la pared y la dejan limpia.
Estuve con ellos mientras borraban las pintadas y, entre escritos y dibujos, contamos diecisiete.
Había de todo: palabras obscenas, garabatos, eslóganes…
Todas las fueron borrando. Hasta que llegamos a una que, con letra pequeña, decía:
“No tengo todo lo que amo, pero amo todo lo que tengo”.
Y les dije a los operarios:
Bien, ésta vamos a indultarla. O sea, que la dejamos puesta.
Primero me miraron extrañados pero, después de leer la frase, yo creo que me entendieron.
Saiz de Marco.
Yo también la hubiera indultado, sin duda alguna.
Buen día.
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