Yo, mi, me, con..miga

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Valentía tierna.


Esta mañana, sin tener muy claro el por qué, amanecí animada y con deseos de desplegar ternura.
Ahora que la crisis ocupa noticieros y llena páginas y páginas de gráficos que exhiben desaceleraciones y cifras en rojo; ahora que lo que toca es la cara contraída, el ceño fruncido, la preocupación y el malestar porque todo va mal -sólo hay que leer los titulares para arrancar con desazón el día-, a mí me dió por ir contra corriente y hacerme la optimista.
Con tan malos augurios, pronto podemos caer en la huida, el ataque, la sumisión o inmovilidad, ingredientes que acompañan al miedo y la incertidumbre. 
Quiero creer que el ser humano será capaz de sobrevolar desgracias presentes, pasadas y venideras, conservando intactos sus más íntimos anhelos. 
Que frente a todas las crisis, desplegará su fuerza sin perder ni un ápice de su esencia. 
Que delante del ciclón que empieza a despeinar estabilidades y certezas, saldrá ileso, con la energía más renovada que nunca. 
Que sabrá expandir su ingenio e inteligencia para demostrarse a sí mismo que es capaz de sobrevivir sin renunciar a su más íntimo bienestar, empleando la fuerza suave. 
Valentía y ternura no están reñidas.
Aunque a veces pareciera que frente a un estado de alerta no puede convivir nada más que la desconfianza y el miedo, y se imponga ir de duro, acorazado y frío, la ternura siempre será la mayor valentía del alma. 
Frente a la crisis, alma. 


Ángela Becerra


La ternura siempre es importante.
En cualquier momento de nuestra vida, un chispazo de ternura lo ilumina todo.
Buen día. Sed felices.

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