Esta mañana, sin tener muy claro el por qué, amanecí animada y con deseos de desplegar ternura.
Ahora que la crisis ocupa noticieros y llena páginas y páginas de gráficos que exhiben desaceleraciones y cifras en rojo; ahora que lo que toca es la cara contraída, el ceño fruncido, la preocupación y el malestar porque todo va mal -sólo hay que leer los titulares para arrancar con desazón el día-, a mí me dió por ir contra corriente y hacerme la optimista.
Con tan malos augurios, pronto podemos caer en la huida, el ataque, la sumisión o inmovilidad, ingredientes que acompañan al miedo y la incertidumbre.
Ahora que la crisis ocupa noticieros y llena páginas y páginas de gráficos que exhiben desaceleraciones y cifras en rojo; ahora que lo que toca es la cara contraída, el ceño fruncido, la preocupación y el malestar porque todo va mal -sólo hay que leer los titulares para arrancar con desazón el día-, a mí me dió por ir contra corriente y hacerme la optimista.
Con tan malos augurios, pronto podemos caer en la huida, el ataque, la sumisión o inmovilidad, ingredientes que acompañan al miedo y la incertidumbre.
Quiero creer que el ser humano será capaz de
sobrevolar desgracias presentes, pasadas y venideras, conservando
intactos sus más íntimos anhelos.
Que frente a todas las crisis,
desplegará su fuerza sin perder ni un ápice de su esencia.
Que delante
del ciclón que empieza a despeinar estabilidades y certezas, saldrá
ileso, con la energía más renovada que nunca.
Que sabrá expandir su
ingenio e inteligencia para demostrarse a sí mismo que es capaz de
sobrevivir sin renunciar a su más íntimo bienestar, empleando la fuerza
suave.
Valentía y ternura no están reñidas.
Aunque a veces pareciera que frente a un estado de alerta no puede convivir nada más que la desconfianza y el miedo, y se imponga ir de duro, acorazado y frío, la ternura siempre será la mayor valentía del alma.
Aunque a veces pareciera que frente a un estado de alerta no puede convivir nada más que la desconfianza y el miedo, y se imponga ir de duro, acorazado y frío, la ternura siempre será la mayor valentía del alma.
Frente a la crisis,
alma.
Ángela Becerra
La ternura siempre es importante.
En cualquier momento de nuestra vida, un chispazo de ternura lo ilumina todo.
Buen día. Sed felices.
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