Yo, mi, me, con..miga

jueves, 5 de enero de 2012

Uno de enero de 1965.


Los Reyes Magos olvidarán tu dirección.

No habrá estrellas sobre tu cabeza.

Acaso sólo el ronco bramido del viento

escuches como en otros tiempos.

A tus hombros cansados les quitarás la sombra,

cuando apagues la vela, antes de acostarte,

pues el calendario nos promete

más días que velas.



¿Qué es esto? ¿Tristeza?

Tal vez sea tristeza.

Una canción que te sabes de memoria.

Que se repite. Pues que se repita.

Que se repita desde ahora.

Que suene también a la hora de la muerte,

como gratitud de labios y ojos,

hacia lo que, a veces, nos obliga

a perder la mirada en la lejanía.



Y mirando en silencio al techo,

porque el calcetín, claro, está vacío,

comprenderás que la avaricia sólo es garantía

de que eres demasiado viejo,

de que ya es tarde para creer en milagros.


Y lanzando tu mirada al cielo,

sentirás de repente que tú mismo

podrías ser un regalo sincero.


Joseph Brodsky




Todos nosotros somos un regalo para los seres que amamos y que nos aman.
Y si los reyes no recuerdan el camino de nuestra casa..........pués que mas dá, si las cosas son solo cosas.

Buen día.

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